Sobrevivir a la marea editorial: Así fue el taller de Pedro F. Medina en el MACA

El pasado miércoles 10 de diciembre, la biblioteca del MACA se convirtió en el epicentro del debate sobre el negocio del libro con el taller «Edición, autoedición y nuevas fórmulas de producción editorial». Esta sesión, enmarcada en los talleres sectoriales de la VI Edición de ImpulsaCultura Proyecta, puso sobre la mesa las cifras reales y los retos de emprender en el sector editorial.
«Hoy por hoy, cualquiera puede ya no solo escribir un libro, sino también publicarlo. ¡Como si no hubiera ya suficientes a la venta!». Con esta premisa, Pedro F. Medina, editor de Fandogamia y Presidente de la Associació d’Editorials del País Valencià (AEPV), arrancó una jornada destinada a despejar la neblina romántica que suele envolver al mundo del libro y centrarse en lo esencial: la viabilidad del proyecto.
¿Publicar por pasión o por negocio?
Durante la sesión, Medina desgranó las «tres claves» fundamentales que todo editor incipiente debe responder antes de lanzarse a la piscina: qué quiero publicar, cómo voy a llegar a la gente y cómo voy a pagar todo esto.
El ponente invitó a los asistentes a reflexionar sobre su valor añadido. En un mercado saturado de novedades, las dudas estratégicas son vitales: ¿Vamos a traducir obra extranjera o apostar por talento inédito? ¿Haremos un mix? ¿Aportamos algo nuevo a la obra al integrarla en nuestro catálogo o simplemente la imprimimos? ¿Publicaremos lo que nos gusta o lo que vende?
El dato clave: La regla del 20%
Uno de los momentos más reveladores del taller fue el análisis de la supervivencia empresarial. Medina fue contundente: las editoriales independientes presentan índices escasos de supervivencia en sus primeros cinco años si no logran conseguir al menos un 20% de venta directa (sin intermediarios) sobre su facturación anual.
En este contexto, el marketing deja de ser un accesorio para convertirse en una herramienta de supervivencia. «No importa cuántos libros publiques; un proyecto puede nacer con tan solo uno, dos o tres títulos», explicó Medina. Lo crucial no es el volumen, sino que esos títulos encuentren a su nicho de mercado y que el proyecto sepa camuflarse o diferenciarse inteligentemente respecto a la oferta de los grandes grupos editoriales, donde a menudo la única diferencia es el capital disponible.
La realidad del «Micro-editor»
Lejos de la imagen idílica del editor leyendo manuscritos junto a una chimenea, el taller mostró la realidad del «micro-editor»: una figura orquesta que coordina la producción, mentoriza al autor, difunde en redes, vende en ferias, lleva la contabilidad e incluso «pica código» si la tienda online falla.
La jornada en el MACA concluyó con una sensación de realismo optimista: encontrar el propio rumbo antes de ser arrastrado por la «marea de novedades» es posible, siempre que se combine la pasión cultural con una estrategia de comercialización férrea y un ajuste presupuestario realista.




